La pandemia ha puesto de relieve que las personas mayores en América Latina y el Caribe (ALC), estuvieron más expuestas al Covid-19 y al tiempo fueron las que más dificultades han tenido para adaptarse a la digitalización creciente impuesta por los encierros.
Ha llegado el momento de que este segmento sea visto como una oportunidad en lugar de un coste.
Todos hemos sido niños, y hemos pensado en los desafíos que afrontaríamos cuando nos convertiríamos en personas mayores. Con el pasar del tiempo, esas personas mayores van llegando a una edad en la que la tecnología empieza a suponerles no una ventaja sino una barrera: no hay más que ver las filas en frente de cualquier sucursal bancaria, frecuentemente compuestas por adultos mayores tratando de usar la interfaz digital del banco, o ni siquiera tienen una buena conexión a Internet para accederla.
Según estimaciones de la ONU, la mayor parte de los países de la región tiene un mero crecimiento anual de la población de entre el 0% y el 1%, similar al de muchos países de regiones más ricas. Sin embargo, el número de personas que tendrán más de 65 años en la región subirá de 56.4 millones en 2019, a más de 144 millones en 2050.
Si bien, ante el panorama de la pandemia, compete hablar de salud y hospitales, pero es muy importante también empezar a pensar en el futuro: hacen falta productos financieros para esta población, ayuda y educación financiera, y acceso a la tecnología y digitalización.
Un reciente informe publicado por el Centro Universidad Católica de Chile, con la colaboración del Grupo BID, resalta las necesidades de los adultos mayores.
Sobre la base de diálogos con más de 8 mil chilenos, el informe concluye que la percepción de incertidumbre es clave en la población en general, y aumenta con la edad. Cuando avanzamos en edad, esta incertidumbre se refleja en la fragilidad con la que se percibe el futuro de instituciones como la educación, servicios como las pensiones e incluso el propio medioambiente.
Sin embargo, frente a estos sentimientos, se evidencia también esperanza, asociada principalmente a la disminución de la incertidumbre, lo que implica un deseo de que las instituciones contribuyan a generar certezas para la vida de las personas.
Esto es un hallazgo clave, y es la propia base de la llamada “economía plateada” que describa toda la compra y venta de los bienes y servicios para los adultos mayores.
Estamos en el siglo XXI, y la longevidad puede ser más productiva que en el pasado. Los adultos mayores de hoy, por ejemplo, tienen más posibilidades de seguir trabajando, estudiando y consumiendo, gozan de mejores condiciones físicas que los adultos mayores de otras décadas, y tienen más energía para disfrutar de la vida y seguir contribuyendo a la sociedad.
Hay distintos patrones de consumo y comportamiento y esto va a seguir evolucionando.
El desarrollo de servicios y productos para los adultos mayores es clave. Un reciente estudio del Grupo BID (en inglés acá) destaca que las compañías e instituciones de la región que actúan en la economía plateada están todavía demasiado centradas en los cuidados de salud (muchas son hospitales, asilos, farmacéuticas, entre otros) mientras que el papel de los actores en el consumo activo (turismo, entretenimiento, educación, vivienda) o en la inversión y mercado de trabajo es aún muy pequeño.
La conclusión del informe es que probablemente exista una demanda potencial de servicios que no se corresponde, hasta el momento, con una oferta suficiente. Ayudar al sector privado a encontrar estas nuevas oportunidades es el gran desafío.
La idea es que surjan más actores como Caja Los Héroes de Chile, entidad pionera que posee más de un millón de clientes, con un fuerte enfoque en la atención a pensionados (adultos mayores) con el 66% de la cartera de crédito social dirigido a ese segmento. BID Invest apoyó a Caja Los Héroes con fondos y apoyo para promover la educación financiera entre los adultos mayores.
Se ha ofrecido apoyo similar a otras instituciones financieras que han puesto el foco en la economía plateada, como Caja 18 y el Banco PAN de Brasil.
En Japón, se estima que el mercado de la economía plateada ha superado los US$1.1 billones, cifra que se ha duplicado en 20 años y que ahora representa prácticamente la mitad de todo el consumo del país.
En ALC, que está envejeciendo rápidamente, la economía plateada podría jugar un papel de locomotora económica. Se estima que, en 2050, más de una de cada cuatro personas (27.5%) será mayor de 60 años. En 2090, ALC será la región con el porcentaje de adultos mayores de 60 años más alto del mundo, con más del 36%, según estimaciones de la ONU.
Es hora de dejar atrás la discriminación por edad, y que la región tenga una visión más abierta y positiva sobre los temas del envejecimiento y los adultos mayores.
A través de los inversiones de BID Invest, apoyamos la inclusión financiera de los grupos mas vulnerables de este segmento de clientes para garantir que puedan continuar haciendo su contribución a la economía de la región.